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miércoles, 17 de octubre de 2007

¿Cuál es tu número de teléfono?

Ya hemos pasado del ¿cómo estás?, pasando por el cómo te llamas, cómo se deletrea, etc., al dichoso cuál es tu número de teléfono, horarios, fechas, cifras...

Parecía mentira cuando comenzamos hace 8 clases con el abecedario (la historia de siempre) que en tan poco tiempo iban a ser capaces de comunicarse, muy básicamente, pero comunicarse, en español.

Es como el momento justo antes de despegar un avión, cuando comienza a coger carrerilla por la pista. Esa misma sensación es la que tengo yo ahora con ellos. Estas primeras clases han encendido motores, se han situado en la pista de salida, y ahora es cuando comienza esa carrerilla hacia la comunicación en español.

Me encanta ver la notable evolución que he visto desde entonces en muchísimos sentidos: en sus caras (ya no son caras de asombro y de ¿qué estará diciendo esta loca extranjera?), sino que ahora están mucho más tranquilos ante lo desconocido porque saben que va a dejar de serlo; en su actitud, que han pasado de la timidez extrema a una timidez moderada y en algunos casos a la no-timidez directamente, y en sus ganas de saber más y más, y de preguntar cuando no entienden algo en el momento, cosa que no se da mucho en este sistema educativo, ya que normalmente las preguntas se hacen al final de la clase, si es que se hace alguna pregunta.
Están despertando.

Pues así vamos con los alumnos del 1º grado. Los del 2º ya son otra historia diferente, jajaja.

Los del 2º ya no son novatos universitarios, por lo que no les ha costado nada comprender que cuando hay dudas, se preguntan, que para eso está el profe, para ayudarles, y que la clase es un lugar donde todos pueden y deben participar, olvidando y dejando la timidez bieeeeen lejos.

Yo también creo que uno de los aspectos más importantes para aprender una lengua es el contexto, y ese contexto también es el contexto emocional (la clase emocional, algo sobre lo que se está hablando también en la lista de FORMESPA) . Quizá no siempre le damos toda la importancia que tiene, que está muy por encima de los materiales y recursos de los que podamos disponer.

Pues bien, así van las cosas, o así las veo yo, mejor dicho, ya que la objetividad pura no existe ni puede existir en estos casos.

Parece que desde hace unos días ya puedo entrar al blog con normalidad, como acostmbraba a hacer en otras tierras lejanas a las actuales, jajaja. A ver si es verdad y me pongo al día, porque me he estado perdiendo muchas cosas este último mes.